miércoles, 12 de octubre de 2016


GAMIFY OR DIE


Llevo sólo tres años trabajando en Madrid (este es mi cuarto curso) en un cole bilingüe. No sé si es un problema sólo de mi cole o es generalizado, pero lo primero que noté en mis alumnos de tercer ciclo de Ed. Primaria fue la falta de vocabulario en su idioma natal. Las preguntas que me hacían cuando trabajaban eran del tipo: “Ana, ¿qué es una espiga?” Esta se me quedó grabada. Nadie en la clase lo sabía. Ya sé que son niños urbanitas pero me parece demasiado. Creo que el problema viene de que las Ciencias, que son una fuente interminable de vocabulario nuevo, se dan en inglés, leen poco y, cuando lo hacen, buscan libros con muchas ilustraciones y muy sencillitos.
Hicimos asamblea y hablamos del problema y me reconocieron que era un aspecto a mejorar. Lo hacíamos jugando.

1ª actividad. El ahorcado.
Cada vez que salía una palabra desconocida para ellos la metíamos en una caja. Una vez a la semana dedicábamos una sesión a jugar con el vocabulario. Yo sacaba al azar una palabra de la caja y jugábamos con ella al ahorcado. Debían encontrar la palabra y buscar su significado en el diccionario. El primero que lo conseguía obtenía un punto. el punto era un lápiz que luego devolvían, pero cuando conseguían uno era como ganar la lotería. son extremadamente competitivos.
Este juego, a veces lo hacíamos en parejas.

2ª actividad. Lectura de “mayores”.
Les daba una lectura larga y con dificultad en el  vocabulario. Eran siempre leyendas de sus ciudades de origen (eso les gustaba mucho). Solían aparecer entre 10 y 15 palabras con dificultad para ellos. Las buscaban en el diccionario o sacaban el significado por el contexto en el que estaba.

Pasados unos días les preparaba crucigramas con las definiciones de esas palabras y, en otras ocasiones hacíamos sopas de letras donde tenían que localizarlas.

Esta claro que los docentes tenemos especialmente desarrollada la capacidad de inventar y reinventar. Las propuestas de los compañeros demuestran esto que digo y seguro que me van a ser útiles en algún momento.

Creo que tendré que esforzarme en encontrar más recursos para poner un punto de juego en el aprendizaje de una manera más habitual. Me parece efectivo y muy interesante a la hora de captar la atención de los alumnos. Son muy competitivos y, con tal de ganar, son capaces de aprender la Biblia en verso.

Por otro lado veo que el exceso de competitividad no es bueno. Mi grupo de alumnos es, a veces, poco empático con sus compañeros y debo encontrar el equilibrio entre aprender jugando y la competición descarnada. Tengo que resolver con ellos una asignatura pendiente antes de convertir en hábito de clase la gamificación.

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